viernes, 7 de febrero de 2020

ARGENTINA DE LOS REYES MAGOS


El 6 de enero pasado me di cuenta quiénes eran los Reyes Magos. Descubrí que la historia de los zapatos, la comida y el agua de los camellos era una “truchada” gigantesca porque esos animales jamás podían entrar al living de mi casa. Luego vino lo de la “cartita”. ¿Cómo iban a entender mi español si sus altezas hablaban arameo? El sub-titulado no se había inventado en aquella época. Y entonces ¿cómo sabían exactamente qué juguetes eran los que había pedido?
Luego de conversar un rato con mi amigo (que es psiquiatra) él me explicó cómo funcionaba la historia, a dónde apuntaba y que tal vez la demora en descubrir la verdad correspondía a un “negacionismo post-infancia por un duelo mal resuelto”. Demasiado para mí por lo que hice lo de siempre. Le di la razón, él se quedó contento y yo traspolé esta frustración a mi realidad de ciudadano argentino, que vive en la Argentina, trabaja, aporta, paga y sucumbe ante el supuesto poder de la clase política que constantemente nos recuerda que estamos sumidos en una cloaca a la que ellos (la clase política) se encargan de encaminar sus desechos. Como verá, si voy al diccionario de la RAE, esta definición es verdaderamente “una mierda”. Pero ¿NO ES REAL?
¿Qué pensaría si le digo que yo tengo la solución? Mire, tranquilamente se puede llevar adelante sin problemas. Es más, si me dedicara también a las relaciones internacionales se la sugeriría al “muñequito” Venezolano, pero por ahora prefiero no mezclar las ideas porque el tipo está como fanatizado y no sea cosa que utilice la inteligencia del “régimen” y un día aparezca tapado con diarios en una zanja camino a Caracas.


ARGENTINA DEL NORTE – ARGENTINA DEL SUR
Dividir nuestra Nación. Nosotros, los supuestos “revolucionarios separatistas” les regalamos toda la Argentina del Río Colorado para arriba. Se quedan con lo más rico. En 10 años están haciendo cola en nuestra Embajada del Sur para que por lo menos le demos nuestra “Green Card S” para hacer turismo.
Redactamos una nueva Carta Magna con el mismo espíritu, pero limando algunas menudencias. Redactamos un nuevo Código Civil y Penal. Relanzamos un correcto Contrato Social y ponemos los puntos y las restricciones para quienes deseen hacer política, que será “ad honorem” de Ministros para abajo (y ahí te quiero ver el “voluntarismo” y el “patriotismo”).
Luego vamos a la producción y el crecimiento. Educación obligatoria secundaria. Nuevas Universidades y mucha Cultura. La Patagonia árida quedará transformada en un vergel productivo siguiendo las técnicas y desarrollos de Israel (le recuerdo que en 54 años transformaron el desierto en una llanura). Arreglamos algunos detalles con nuestros hermanos chilenos y terminamos teniendo salida a dos océanos. Desarrollamos la explotación del “fracking” (Vaca Muerta), petróleo, producción de energías limpias (eólica, porque en la Patagonia sobra el viento), producción de ganado ovino hasta poder recuperar el suelo, desarrollo de la pesca (tenemos un Mar Argentino explotado por buques piratas que se llevan nuestra riqueza ictícola). Industrias pesadas (astilleros, ferrocarriles, automotrices). Tendríamos dos puertos de aguas profundas y maravillosos lugares de explotación turística. Y solo unas FFAA súper especializadas, porque la única hipótesis de conflicto que tendríamos sería con nuestros “hermanos del Norte” (los peronistas y demás resaca de la Argentina fragmentada).
Yo creo que lograríamos una población de unos 20 millones de habitantes. Y ya poblamos la Patagonia. Una población que aceptaría las reglas, especialmente de sana convivencia sabiendo que existiría una ley categórica (y no hablo de pena de muerte). Nos miraría el mundo, especialmente las grandes empresas que verían un País organizado, absolutamente respetuoso de sus principios éticos, morales y comerciales. Piénselo. Argentina del Sur, es posible.

¿Ahora entiende porque comencé contándole mi ilusión con los Reyes?


Nota: El trailler corresponde al film "lA PATAGONIA REBELDE" (1974). Una historia de violencia que heredamos los argentinos.

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