Mañana se cumplen 90 días
de cuarentena OBLIGATORIA. Al menos en la Capital Federal y el gran Buenos
Aires hoy redefinido por la elegancia política como AMBA. De los cuarenta días
de aislamiento que deberían de tener aquellas personas infectadas por “la peste”
(como desde el siglo XVIII se hizo) hemos pasado a esta especie de “NOVENTENA
SOCIAL”, término redefinido también por la “elitte”
política gobernante, en donde asombrosamente los “cuarentenados” somos los
sanos y no los enfermos. ¿Raro no?
Lo que parecía una curva controlada y aplanada que daba
tranquilidad a los servicios de salud, frase predilecta de los deshilachados
ministros de salud de Nación, Provincia, Ciudad, viceministros “del
mismo“ y opinólogos con cargos cercanos al poder, pasamos a una
situación en donde si continuamos así
vamos a ver saturadas las plazas de UCI en tres o cuatro semanas y por si
faltara poco estaremos apilando cadáveres en las calles, frase por cierto
apocalíptica y un poco temeraria, salvo que su autor, el doctor Daniel Gollan
Ministro de Salud de Buenos Aires sepa algo que nosotros desconocemos y él se
estaría guardando, cosa que intuyo pero me la reservo por el momento. Sigamos.
No podemos negar lo que
pasa en el mundo. Países que se han visto sometidos a profundas infecciones
virales con todo lo que ello conlleva, otros, con menor grado de contagios y
por tanto de muertes que han desarrollado un sistema de controles y testeos
envidiables, inclusive muchos que lindantes con focos gravísimos de contagio
tal el caso de Croacia e Italia, supieron qué hacer a la hora de aplicar
recursos y políticas sanitarias.
En la Argentina hay algo,
que luego de la increíble posibilidad que tuvimos de ver todos los días el
diario del día siguiente y hasta de la semana siguiente estábamos seguros que
iba a pasar. El virus comenzaría marcadamente controlado y padecido por
aquellos que llegaban de sus vacaciones de cualquier lugar en donde la
circulación viral fuese activa. Eran los
casos importados como decían los parlanchines ministeriales de cualquier
cartera. Luego nos contarían que todo era exponencial,
una terminología que servía para justificar que los nuevos casos que aparecían
en esas zonas “cuasi” privilegiadas de la Capital y el conurbano no eran para
alarmarse. Sucedía que mientras se mostraban las fotos del viaje con la familia
y amigos comiendo asado, contagiaban y contagiaban. Entonces, en este eterno
arte de inventar términos para justificar lo injustificable aparecieron los contactos estrechos. Luego, un
iluminado dijo: “La culpa de esta epidemia en la argentina la tienen -los chetos-
que viajaron” (frase nuevamente desubicada y temeraria del Ministro de Salud
Provincial Daniel Gollan… y fue la segunda).
Y faltaba la frase que
nadie se animaba a pronunciar y que tarde o temprano los pondría a todos,
absolutamente a todos en evidencia: circulación
comunitaria. Más allá de los contagios que se dan entre el personal de
salud, algo que debería de ser estrictamente manejado y que en cierta manera
coloca a los profesionales todos en la línea
de fuego (otra frase que a esta altura suena más que a enfermedad a
recordarnos que la Malvinas son Argentinas), que podamos descuidarnos en la
aplicación de alguna de las medidas de prevención implicaría, tal vez, padecer
Covid19, pero si había un lugar en donde ese pequeño bichito “coronado con
gloria” morir” iba y va a hacer estragos es en los barrios vulnerables, otro neologismo de nuestros científicos
políticos para hacer referencia a los asentamientos, barrios marginales o
villas de emergencia. El gran “imponedor” de la palabra “ESTIGMATIZACION” fue
el otrora ministro de economía y actual Gobernador Bonaerense Axel Kicillof,
quien luego de pronunciarla como justificación para que no se hagan públicos
los números de la pobreza, logró lo que aún no pudo en su nueva gestión: “EFICIENCIA”.
Y entonces ahora llegó el
momento de poner la cara y el cuerpo. El prestigio y la dignidad. La capacidad
y la responsabilidad y con sorpresa (o al menos para mí, sin ella) se dan
cuenta que carecen absolutamente de todas. Que a través de diezmar durante
décadas la educación bajando los índices de capacitación y mediocrizando cada
vez más el conocimiento con el único objetivo de transformar ciudadanos libres
en borregos acorralados, haciéndoles creer durante décadas que el gobierno
popular es aquel que les dará la posibilidad de mejorar sus vidas en un país
que tiene absolutamente todo lo que un ser humano necesita, todo lo que una
población necesita para alimentarse, trabajar, capacitarse, educarse en pos de
alcanzar un estándar de vida que haga a la dignidad CON MAYUSCLAS. No esa
dignidad disfrazada de indigno, de canillas sin agua, de baños sin cloacas, de
hospitales públicos vacíos en un país que tiene excelencia médica por donde lo
miremos. Todo eso que desde que yo recuerdo PROMETIERON, jamás se lo dieron.
Sépanlo: SE LO LLEVARON. En sus bolsillos, en sus cuentas bancarias, en sus
paraísos fiscales, en sus “bolsos cotidianos” para refregarnos en la cara la impunidad
por la impunidad misma.
Generaciones de políticos
asociados a la Casta del Saqueo nos dejaron en esta situación. ¿La culpa?, por
supuesto que nuestra. Ellos llegaron por el voto o por la trampa del voto, pero
ahí están.
Y mientras muchos
ciudadanos infelices en su incultura, que no conocen otra cosa que la limosna y
la promesa falsa que se cambia por un voto padezcan esta enfermedad por su
exposición inimputable que los dejó desvalidos y desguarnecidos ante esta
pandemia, quienes todavía podemos detener esta vergonzosa Epidemia Política de
maltrato, desfachatez y complicidad lisa y llanamente con el delito, nos ha
llegado el momento de IR NOSOTROS POR TODO. Por nosotros y por nuestros
compatriotas, como dignos herederos de San Martín y Belgrano. Llegó la hora de
rehacer a la Patria tal cual el ejemplo dado. Que el 20 de Junio marque un hito
no solo en nuestras vidas, sino que quede marcado a fuego como parte de nuestra
historia. Y que Viva la Patria.
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