jueves, 15 de agosto de 2024

LA PRINCESA Y "EL GORDO"... Una triste historia de Amor

Había una vez… una dulce y tierna niña. Cabellos de color del trigo maduro, torneada figura y ajustada cintura. Su cara angelical brillaba aún más cuando soñaba su diario despertar junto a aquel imaginario hombre principesco, hermoso también él y con el poder que lo había llevado a conquistar su corazón sufriente.

Cada despertar era un desafío a su sueño adolescente. Cada mañana comenzaba con aquel pensamiento mágico de ese varón robusto, amoroso en sus gestos y tierno en su trato. Sus “despertares” eran sencillamente una continuidad de esa noche “soñada” imaginando que la magia del Amor brillaría de repente iluminando esa ensoñación  obsesiva que la llevaba casi a un delirio interminable, que día a día se retroalimentaba como el torbellino de un tornado cada vez que acaricia la tierra.

Hasta que un día todo pareció transformarse en algo que ni ella misma podía creer. No podía siquiera interpretar cómo esa realidad apabullante que la rodeaba era tan idéntica a aquellos sueños. Y sí, todo sucedió aquella tarde mientras “la Princesa” deambulando por las calles de una ciudad confundida y agitada puso frente a sus ojos aquella realidad incontrastable. Allí estaba. Sí, finalmente lo había encontrado tal y cual aquellas noches se lo habían dibujado en su corazón y en su mente. Solo quedaba observarlo… casi disfrutarlo, y tomó la decisión.

A través del vidrio perfectamente limpio y traslúcido estaba ahí, estacionado y decidió entrar. En ese momento, el vendedor luego de hacer algunas preguntas la invitó a abrir la puerta y sentarse en su interior. Era tal cual lo había imaginado.

A partir de ese momento implosionó en ella la vibración eufórica del “vendedor”. Un hombre que en nada se asemejaba a nuestra Princesa. No muy alto, un tanto desalineado. Grotescamente panzón. Una camisa que se zafaba del cinturón por delante de su ombligo. La corbata no estaba perfectamente centrada en su cuello dejando notar un botón faltante. Las arrugas de su saco denotaban largos momentos abollado en un rincón de algún dormitorio “prestado”. Cabello entrecano, un poco largo y también despeinado.

Cuando luego de titubeos y dudas comprendió que nunca llegaría a poseer su sueño mecánico, la realidad dobló a la magia y poniendo delante de sus ojos la verdad ausente que nunca había imaginado, el hombre gris le devolvió esa esperanza que ya casi efímera volvía a hacerse real. ¿Fueron mentiras perversas? ¿Fue nuestra niña ingenuamente sorprendida por este evasor de promesas incumplidas? ¿Era acaso quién aparentaba y decía o solo el embuste de su mediocridad maloliente?

Las Historias de Amor suelen tener en la literatura conservadora al Príncipe Azul que maravilla y deslumbra. ¿Era este ser capaz de deslumbrar los ojos tristes de nuestra Princesa? ¿O acaso vio en ella otra oportunidad más, de las tantas que cuenta su propia historia, de tergiversar, dominar y amenazar a la niña compradora? ¿Estaba dotado de las “mieles palaciegas” o era tan solo un “burlesque” efímero cargado de malicias ocultas? ¿Actuaba solo vendiendo automóviles o instigado por poderes malintencionados propios del averno traicionaba, vengaba y violaba la integridad ilusa de cuanta bella mujer intentaba una compra?

Como el cuento es largo y la historia recién comienza no crea querido lector que nuestra Princesa es tan azucarada. No. Muy edulcorada en tal caso, y no quiero “spoilear” para nada el final pero le aseguro que se vienen capítulos más que interesantes. Ella también tiene lo suyo. En nuestra próxima entrega el segundo capítulo. Me muero de ganas por contarle más, pero esta historia es tan prometedora que a diario le podríamos sumar nuevas líneas a esta suerte de biografía de dos personas tan distantes y tan iguales… Se lo dejo para la próxima.

 

 

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